No es necesario realizar un esfuerzo muy grande para imaginar la alegría que sintieron aquellas mujeres que vivenciaron el hecho histórico de haber conseguido el voto femenino, si bien este proceso sucedió de forma paulatina en los países del mundo, la verdad es que el simbolismo es universal, conseguir sufragar es algo más que el pronunciarse por un candidato. Significa que se está ejerciendo un derecho ciudadano. El simbolismo del derecho a votar posee gran relevancia ya que históricamente había sido un privilegio de la elite, específicamente del hombre blanco. Otra implicancia de relevancia es el hecho de que las mujeres al conseguir ser consideradas en las elecciones están extendiendo su área de participación la cual se había limitado, hasta esa fecha, a la zona íntima el hogar, a lo doméstico, a la procreación y el cuidado de los hijos.
El párrafo anterior ha permitido plantearme la siguiente reflexión, si bien a medida que pasan los años el género femenino a logrado posicionarse en la vida pública y política, ¿habrá cambiado la idea que se tiene sobre lo femenino o sobre lo que se espera de las mujeres?. Si entendemos que el género es la vivencia que cada individuo posee sobre lo que significa ser hombre o mujer, comprendemos que la relevancia del entorno social es muy alta, esto se evidencia claramente en la frase que en 1949, Simone de Beauvoir dijo, expresión que sería la que iniciaría el movimiento feminista del siglo XX: "Una no nace mujer, sino que se hace mujer." Qué significa esto, significa que la cultura influye constantemente en los individuos por lo cual se va manteniendo y pasando de generación en generación lo que hace que las formas de comportarse se vayan perpetuando, y sean difíciles, aunque no imposibles de modificar.
De acuerdo a mi vivencia, lo que se espera de las mujeres se puede ver en el día a día. En el diario vivir de un joven como yo, desde lo observado en las noticias hasta características que poseen los roles femeninos en teleseries o películas, y a nivel más cercano a lo observado en el colegio o en el propio hogar.
Hace no muchas semanas una mujer gano las elecciones presidenciales en Brasil, lo cual resulta una gran reivindicación para todas las mujeres latinas. Pero aún así observo que en mi hogar y en los de mis amigos son las mujeres (aunque trabajen) son las que hacen y siguen haciendo las labores del hogar en su gran mayoría, por lo mismo me parece que la ganancia “social” a nivel público no ha conseguido sacarlas a alejarlas de su rol maternal y consentidor. Lo cual lleva a pensar que, respondiendo a lo que me plantié anteriormente, que las expectativas se han incrementado, es decir se espera que una mujer tengas las clásicas características deseable, como ser educada, ser “señorita” saber cocinar, ser servicial entre otras, y además de eso, se espera que a pesar de trabajar, no abandone los quehaceres del hogar, que no sacrifique la crianza de sus hijos, que le de preferencia al trabajo del marido, que trabaje poco para que le quede energía para hacer las cosas de la casa.
Entonces ese a pesar que destaqué no resulta tan positivo, no resulta ser un ingreso al mundo público por la puerta ancha, ya que es casi como que el hombre le dijera, “bueno, bueno, juega a que trabajas, pero no dejes de hacer tus reales labores”.
Concluyo así que la idea de lo femenino no ha cambiado a no ser en su capa superficial, pero a nivel de concepto el peso histórico que tiene sigue inalterable, los hombres aceptamos que nuestras amigas hagan cosas más osadas, pero esperamos que nuestras pololas sean unas señoritas, que no tomen, que no fumen, que no digan garabatos, que se arreglen y se vean lindas. Finalmente es lo que se espera es lo que se quiere, es lo que se busca. Por lo menos yo lo veo así desde mi punto de vista masculino, es realmente difícil entender cómo se ven las mujeres y si esto ha cambiado, digo desde su perspectiva, a lo mejor sí se sienten distintas más “libres”. Claramente esto es así en los puntos más generales como los que nombré al inicio, como el poseer los mismos derechos ciudadanos, acceso a trabajo profesional bien remunerado pero finalmente la presión que sienten sobre las expectativas que se tienen sobre el ser una buena esposa, madre y dueña de casa, ¿han variado?, me inclino a afirmar que tal vez se han modificado pero variado drásticamente no, para nada.
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