lunes, 8 de noviembre de 2010

"Igualdad de condiciones"

Hoy en día, nuestra sociedad ha avanzado tanto en muchos aspectos, que el rol de la mujer y del hombre han ido cambiando, tanto que, por ejemplo; nadie sabe en realidad quién es el que manda en la casa.
Nuestros abuelos, criados en una cultura machista, asignaban el rol de jefe de familia al hombre, y la mujer junto con los hijos eran los que obedecían. Hoy la mujer, debido a su independencia económica y su mayor grado de preparación para el trabajo perfectamente puede ser la jefa de hogar.
El hombre siempre basaba el mando en su casa aduciendo que era él quien traía el dinero. Pero hoy, eso no es relevante, pues en algunos hogaras no hay nadie que traiga la guita (el sustento).
Con el paso del tiempo, el hombre perdió el control de la casa, aunque aún le queda en su poder el control remoto, y eso será si a la mujer, con tanta liberación y cambio de hábitos, no se le dé por el fútbol.

Hay que ser realista y saber que en una casa mandan las mujeres. Salvos las suegras, que mandan en dos casas. 
También se nota la avanzada femenina en el mando de la casa cuando se trata del único auto. ¿Quién tiene derecho de usarlo? Antes era el hombre, exclusivamente. Hoy es mitad y mitad. Pero, el agravante es que la mitad que le corresponde a la mujer es cuando el auto está en la calle y la mitad del hombre cuando está en el garage.

Lo grave es que la evolución del matrimonio va paralela a la evolución política del mundo. Antes el hombre era el rey absoluto del hogar. En cambio hoy, a pesar de que sigue siendo el rey, por lo menos en los papeles, su monarquía es constitucional. ¿Qué quiere decir? Que reina, pero no gobierna.

Pero ¿hay alguna posibilidad de que el hombre mande en su casa? Por supuesto que la hay, no todo está perdido, hombre. El hombre mandará en su casa todo el tiempo que se le antoje.
Por lo menos, hasta que forma pareja.


Pero dejándonos de bromas, vamos a lo que realmente nos importa, y esto es la igualdad de condiciones entre el hombre y la mujer.

Ciertas afirmaciones de algunos hombres y mujeres pueden hacer pensar que existe un enfrentamiento entre unos y otros.
No entiendo a algunas mujeres que, para reivindicar unos derechos legítimos, como pueden ser la igualdad y todo lo que ésta supone, adoptan una postura de total descalificación hacia los hombres.

Pienso que es razonable y necesario criticar conductas concretas de las llamadas "machistas" respecto a personas determinadas; pero no me parece ni justo ni eficaz atribuirlas a todos los hombres ni decir que ellos son los únicos culpables de la discriminación de la mujer ni afirmar o insinuar que lo hacen prácticamente todo mal.
No todos los hombres son "machistas" o, al menos, no todos lo son más que algunas mujeres, que consienten y, en ocasiones, favorecen la desigualdad, ni todos son, por tanto,  los culpables exclusivos de la misma en base a las mismas razones.
Si nos remontamos a la antigüedad, las normas que regulaban las relaciones humanas eran establecidas por hombres y las mujeres las acataban, bajo pena, en bastantes casos, de fuertes castigos. Lamentablemente, esto sigue existiendo en algunos países y en algunos grupos sociales, incluso en las propias familias. Y así como antes la mujer poco podía hacer para romper con esas, llamemos, tradiciones, ahora creo que está en un momento propicio para combatirlas. De hecho, el fenómeno del feminismo data de tiempo atrás y le debemos mucho: abrió y sigue abriendo puertas, además de haber conseguido muchos de sus objetivos. Entonces, ¿por qué decir que el hombre actual es el único causante de la marginación de la mujer, que todavía existe?.
La lucha por la igualdad sigue siendo obra de mujeres, aunque también hay que reconocer que algunos hombres la respaldan.



Un caso importante, que vale la pena mencionar, es la diferencia de sueldos que, si bien, ha disminuído, existe.
¿Como es posible que una mujer desempeñando el mismo labor que el hombre gane la mitad que éste? O bien, el respeto en lo laboral, por ejemplo, una ingeniero en minatrabajando entre puros hombres, generalmente no es respetada, como debería serlo por su cargo.
Quizá el siguiente ejemplo que daré, es un tanto extremo, pero existe. Si un hombre anda con 2 o más mujeres a la vez, es visto y considerado por sus pares o amigos como un “maestro”. En cambio, si una mujer tiene una relación con más de un hombre, es vista como una “puta” o para suavizarlo “suelta”.
Aunque nuestra sociedad, hoy en día, muestra síntomas de mejora y avance en este tema, igual existe el machismo, aunque los hombres digan que las mujeres tienen iguales oportunidades y capacidades que los hombres, por dentro, desde mi punto de vista, siguen siendo igual de machistas. Sólo que tratan de disimularlo porque el no ser machista; está de moda.
Pero la culpa, no es sólo de los hombres, sino que la mujer juega un rol importante, pues somos las mujeres que nos dejamos tratar así por los hombres, por ejemplo, cuando una mujer es maltratada por su pareja, ésta no denuncia tales actos, dando paso a que estas agresiones se vuelvan a repetir.
Y en el hogar, durante la crianza de los hijos, lo hacen recalcando frases tales como: los hombres no lloran, o asignándole labores domésticos sólo a las mujeres. En vez de, asignar labores por igual a los hombres y mujeres desde pequeños, incentivándolos a crear consciencia de la igualdad entre hombre y mujer.
En este ensayo no pretendo en absolut culpabilizar a la mujer, pues yo lo soy, y me siento orgullosa de ello y abogo por nuestros derechos condenando la desigualdad-, sino reflexionar acerca de ciertas actitudes.

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